lunes, 13 de abril de 2009

'Uqbah ibn 'Amir, radi Allahu anhu,relató: "Se nos encargo la tarea de cuidar los camellos. Volvía al anochecer, cuando terminé mi turno después de pastorearlos, y encontré al Mensajero de Allah (salalá ua laihim ua salam) de pie dirigiéndose a la gente, y escuché estas palabras suyas: Si un musulmán hace su ablución bien hecha, luego reza dos rak'at, con su corazón y su rostro puestos en ellos, merece el Paraíso, Dije: ¡Qué buena cosa es esta! Y alguien que había llegado antes dijo: Lo anterior fue aún mejor. Miré y vi que era 'Umar, radi Allahu anhu,quien agregó: Vi que recién llegaste y dijo ('Umar, radi Allahu anhu,que el Profeta (salalá ua laihim ua salam)había dicho previamente): Si alguno de vosotros hace su ablución, la hace bien y luego dice: Atestiguo que no hay más dios que Allah y que Muhammad es Su siervo y mensajero, se le abren ocho puertas del Paraíso y puede entrar por la que quiera". (Sahih Muslim, capítulo IV, el mérito de la ablución y la oración después de ella)

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