lunes, 20 de abril de 2009

Abdullah ibn 'Amru, radi Allahu taala anhu, relató: "Volvíamos con el Mensajero de Allah (salalá ua laihim ua salam) de Makka a Medina cuando encontramos agua en el camino y un grupo de gente se apresuró, en el momento de la oración de la tarde e hizo la ablución rápidamente. Cuando llegamos a ellos, sus talones estaban secos, no los había tocando el agua, entonces dijo el Mensajero de Allah (salalá ua laihim ua salam): ¡Cuidad vuestros talones del Fuego! Haced bien vuestra ablución". (Sahih Muslim, el libro de la purificación, capítulo VI, es obligatorio lavarse los pies al hacer la ablución.)

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