Abdullah ibn 'Amru, radi Allahu taala anhu, relató: "Volvíamos con el Mensajero de Allah (salalá ua laihim ua salam) de Makka a Medina cuando encontramos agua en el camino y un grupo de gente se apresuró, en el momento de la oración de la tarde e hizo la ablución rápidamente. Cuando llegamos a ellos, sus talones estaban secos, no los había tocando el agua, entonces dijo el Mensajero de Allah (salalá ua laihim ua salam): ¡Cuidad vuestros talones del Fuego! Haced bien vuestra ablución". (Sahih Muslim, el libro de la purificación, capítulo VI, es obligatorio lavarse los pies al hacer la ablución.)
lunes, 20 de abril de 2009
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